Lunes 11 de julio de 2011 La Opinión de Zamora.
A La Raya le va la marcha
Folcloristas reivindican en Alcañices el valor de la música y las tradiciones como patrimonio del ámbito rural
CHANY SEBASTIÁN Alcañices acogía en la tarde del sábado la celebración del exitoso y concurrido II Festival de Música, Canto y Baile Popular de «La Raya» de Aliste y Tras o Montes que, presentado por Mario Martínez Roncero.
Congregó a alrededor de 100 folcloristas y grupos corales, de danzas y de dulzaineros de asociaciones de diferentes pueblos consolidándose como una muestra folclore internacional hispanolusa donde los folcloristas de todas las edades dan a conocer la cultura más popular de cada uno de sus pueblos.
En canto, el grupo coral de la asociación «Villa de Nuez» de Nuez mostró sus canciones de antaño para las generaciones de hoy. En baile la asociación «Aires de Aliste» de Pobladura danzó como se hacía en tiempos pasados en nuestro pueblos, luciendo los trajes típicos, no como complemento sino como parte misma de cada fiesta en casamientos, alboradas o rondas de noche.
Entre los grupos «Hijos de Cabezo y Belver» de Domez de Alba y Samir de los Caños lograron sacar a la pista de la danza en la Estación de Autobuses a las gentes a ritmo de dulzaina, tamboril y bombo, lo mismo que luego hicieron «Los Campusinos» de Villacalmpo o Paco Moldón, el de Ferreras de Arriba, y sus amigos. No faltaron otras alternativas como la flauta y el tamboril o la banda de saxos liderada por Santiago, de Castro, y otros alumnos del viejo profesor de Quintanilha Joao Manuel Rodrígues.
Fueron ellos solo una pequeña muestra de la cantidad y calidad de los participantes que garantizan la supervivencia del folclore de «La Raya» pues si muy bien lo hicieron los folcloristas de toda la vida, algunos ya por arriba de los ochenta años, no se quedaron atrás los más jóvenes, alguno con 7 u 8 años de edad. Sin duda las escuelas de Aulas de Música de Aliste y Tras Os Montes de Trabazos y la de «La Folguera» de Tábara están cumpliendo bien con los objetivos marcados.
Una de las grandezas del festival folclórico que, dado su éxito, debe desarrollarse ya cada año, estuvo en que logró la participación directa de muchas de las personas del público que, devueltas a tiempos de infancia y juventud, le dieron al baile llano alistano, a la jota y al pasodoble mostrando y demostrando que hay cosas que una vez aprendidas ya nunca se olvidan con el paso de los años.
La danza, los trajes típicos, las tonadas y la música de gaita de fole, dulzaina y tamboril se han vuelto a poner de moda para suerte de alistanos, tabareses, albarinos y trasmontanos donde vuelven a ser imprescindibles en cada fiesta patronal de los pueblos.
Congregó a alrededor de 100 folcloristas y grupos corales, de danzas y de dulzaineros de asociaciones de diferentes pueblos consolidándose como una muestra folclore internacional hispanolusa donde los folcloristas de todas las edades dan a conocer la cultura más popular de cada uno de sus pueblos.
En canto, el grupo coral de la asociación «Villa de Nuez» de Nuez mostró sus canciones de antaño para las generaciones de hoy. En baile la asociación «Aires de Aliste» de Pobladura danzó como se hacía en tiempos pasados en nuestro pueblos, luciendo los trajes típicos, no como complemento sino como parte misma de cada fiesta en casamientos, alboradas o rondas de noche.
Entre los grupos «Hijos de Cabezo y Belver» de Domez de Alba y Samir de los Caños lograron sacar a la pista de la danza en la Estación de Autobuses a las gentes a ritmo de dulzaina, tamboril y bombo, lo mismo que luego hicieron «Los Campusinos» de Villacalmpo o Paco Moldón, el de Ferreras de Arriba, y sus amigos. No faltaron otras alternativas como la flauta y el tamboril o la banda de saxos liderada por Santiago, de Castro, y otros alumnos del viejo profesor de Quintanilha Joao Manuel Rodrígues.
Fueron ellos solo una pequeña muestra de la cantidad y calidad de los participantes que garantizan la supervivencia del folclore de «La Raya» pues si muy bien lo hicieron los folcloristas de toda la vida, algunos ya por arriba de los ochenta años, no se quedaron atrás los más jóvenes, alguno con 7 u 8 años de edad. Sin duda las escuelas de Aulas de Música de Aliste y Tras Os Montes de Trabazos y la de «La Folguera» de Tábara están cumpliendo bien con los objetivos marcados.
Una de las grandezas del festival folclórico que, dado su éxito, debe desarrollarse ya cada año, estuvo en que logró la participación directa de muchas de las personas del público que, devueltas a tiempos de infancia y juventud, le dieron al baile llano alistano, a la jota y al pasodoble mostrando y demostrando que hay cosas que una vez aprendidas ya nunca se olvidan con el paso de los años.
La danza, los trajes típicos, las tonadas y la música de gaita de fole, dulzaina y tamboril se han vuelto a poner de moda para suerte de alistanos, tabareses, albarinos y trasmontanos donde vuelven a ser imprescindibles en cada fiesta patronal de los pueblos.
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