Representaciones. Pobladura de Aliste |
Amanecen los primeros rayos del sol en Aliste y tras haber salido el hombre a la labor, la mujer permanece en casa "despachando" a los animales para salir ella también a la labor. Prepara el almuerzo que tierna mente deposita en un puchero o una cazuela de barro dentro de una cesta. Carga a su bebé recién nacido a la espalda, sujetado por la jerga, y se encamina con la cesta en la mano al encuentro del esposo. Daño ninguno le causa a ella coger el arado y dirigir las vacas, o ir delante sembrando con su saco al hombro; Temor no tendrá jamás esa mujer por el trabajo. Así es la mujer Alistana.
La mujer Alistana fue, es y será objeto de atención y estudio y reflejo de una tierra marcada por la pobreza y la miseria, pero también una cultura inimitable cargada por tradiciones, bailes y canciones. Gracias a este perfil de nuestra sociedad se han mantenido y transmitido la mayoría de nuestras costumbres y etnografía.
A pesar de la mujer siempre haber aparecido en un segundo plano tapada siempre por la figura masculina, la mujer del campo ha tenido las mismas capacidades o incluso más que el varón.
Representaciones. Pobladura de Aliste |
Esa mujer de Aliste, que cubría su día a día entre la casa y el campo, el campo y la casa, y si quedaba algún tiempo libre era el dedicado a la oración. El demás y corto quedaba para el baile y la juerga.
Tenemos ese perfil enmarcado: La mujer de Aliste; mujer trabajadora cual hombre, en el campo y en la casa, tejedora en sus noches, fiel seguidora de la fe cristiana, y preservadora de la cultura alistana.
Este, un recuerdo que se merecen.
Como homenaje a nuestras abuelas y madres especialmente,
que sobrevivieron mejor que nadie a esa dura vida en esta tierra .
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