Camines,
viajes, contemples o simplemente leas, te rodea una cultura, unos valores y
unos principios por los que te diferencias de cualquier animal o ser vivo.
De ahí parte lo que nos acerca a este mundo por el que
vivimos, a eso por lo que nos movemos para descubrir la procedencia: el
folclore.
Caminos que nos unen con otros lugares, otras
gentes.
Sobre una misma pista, donde se realicen bailes de distintas
provincias, comunidades o incluso distintos países, notas que todo acaba siendo
igual: la búsqueda de nuestras raíces.
Miles de grupos por el mundo dedican sus días y
horas a eso mismo, a el estudio y difusión de unos rasgos definitorios que se
separaron de otros, pero llegaron a un mismo punto: nuestros días.
Un sentido homenaje es lo que merecen todos esos,
que sin el mínimo interés, ponen sus vidas a servicio de nuestro folclore.
Cada vez que visitas un festival, no es solo una
manera de llevar tus canciones o tu cultura a otros lugares, no es sino una
manera más de convivir y disfrutar con personas que tienen tus mismos objetivos
y de donde muchas veces nacen unos fuertes lazos de amistad. Una manera más de
disfrute que consigue dos cosas diferentes e iguales como es el trabajo y el
disfrute. Acabas conociendo valores que llegan más allá de los pueblos y
ciudades. Conoces la parte valorativa de las gentes y te llegan, en muchas
ocasiones, a aportar otros conocimientos necesarios para continuar tu trabajo.
Continuamos para todo eso. Trabajamos para llegar a
aportar nuevas cosas. Aprendemos grandes valores. Vivimos por un mundo: el folclore.
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